Oración de la Mañana – Sábado 5 de Julio de 2025
Oración de la Mañana
Amado Dios,
Gracias por el regalo de este nuevo día. Cada amanecer es un recordatorio de Tu fidelidad inquebrantable y de Tu misericordia que nunca falla. Te alabo por cuidar de mí, incluso en esos momentos invisibles donde no sabía que necesitaba Tu protección.
Gracias por levantarme cuando estaba cansado y no podía seguir, por sostenerme cuando ya no tenía fuerzas. Gracias por las bendiciones que has derramado en mi vida, incluso cuando no las merecía. Estoy agradecido por cada oración que has respondido y por cada puerta cerrada que, con el tiempo, resultó ser una bendición.
Como dice el Salmo 107:1: “Den gracias al Señor, porque Él es bueno; su gran amor perdura para siempre.”
Gracias por darme esperanza cuando todo parecía perdido, por no alejarte cuando fallé, y por perdonarme una y otra vez. Siempre has provisto lo que necesito, me has guiado en cada temporada de mi vida y me has rodeado de Tu gracia.
Eres mi Sanador, mi Protector, mi Padre Celestial y mi Amigo más cercano. Estoy profundamente agradecido por cada momento en que has caminado a mi lado. Gracias por ser fiel, incluso cuando yo no lo fui.
En el nombre de Jesús, Amén.
“Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre.” – Salmos 103:1
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Padre Celestial, en esta mañana me acerco a Ti con un corazón lleno de alabanza y adoración. Me pongo en tus manos, Señor, y te pido que me guíes y me bendigas al comenzar este nuevo día. Me acerco a Ti con la confianza de un hijo que se sabe profundamente amado por su Padre.
Anhelo sentir tus caricias de ternura y tus gestos de amor, esos que llenan mi alma de gozo y me hacen sentir amado de forma pura y sincera. Creo firmemente que estás aquí a mi lado, dándome nuevas fuerzas para seguir adelante con determinación.
Ilumina mi camino, Señor, para que pueda comprender la etapa que estoy viviendo y concédeme la sabiduría para tomar decisiones acertadas. No permitas que mi corazón se cierre a tu voz, esa voz que siempre me invita a seguir el camino de la verdadera alegría.
Te glorifico, Señor, y hoy quiero mantenerme receptivo a tu voluntad. Dirige cada uno de mis pasos y permite que todos mis planes estén guiados por tu amor. Ayúdame a servir con un corazón generoso y dispuesto, y que cada una de mis acciones se convierta en una ofrenda que te glorifique.
Porque solo Tú tienes palabras de vida eterna, solo Tú puedes llenar los anhelos más profundos de mi alma. Tú le das sentido a todo lo que soy. En Ti encuentro consuelo, fuerza y dirección, especialmente en los momentos de dificultad.
Quiero vivir este día con alegría, sabiendo que estás conmigo y me muestras el camino correcto. Enséñame a poner mis dones al servicio de los demás para así colaborar en la construcción del Reino de amor que nos prometiste. Concédeme también la humildad para aceptar con gratitud las correcciones que me ayudan a crecer espiritualmente.
Padre amado, te pido fuerzas para perdonar a quienes me han herido y humildad para reconocer mis errores y pedir perdón. Hoy pongo en tus manos a mi familia y a todas las personas que forman parte de mi vida, especialmente a aquellos que me inspiran y me motivan a levantarme cada día con esperanza.
Protégelos con tu poder y cúbrelos con tu gracia y compasión. Padre, luz que guía mis pasos, en esta mañana llena de paz me presento ante Ti para estar en tu presencia. Gracias por permitirme sentir tu cercanía en el silencio de la mañana y por mostrarme tu amor reflejado en la belleza de tu creación.
Gracias por fortalecerme en cada instante, porque sin Ti no podría avanzar. Ven a habitar en mi vida y en todo lo que hago. Te necesito en cada prueba, y quiero que le des sentido a cada uno de mis logros. Abre mis ojos con la luz del Espíritu Santo para reconocer las oportunidades que me brindas.
Gracias, Señor, por alegrar mi vida con tus bendiciones y mostrarme que todo es posible bajo tu cuidado. Hoy me pongo bajo tu protección. Confío plenamente en tu poder, Señor amado, que me envuelve con tus brazos llenos de amor y me bendice con tu gracia en este nuevo día.
Amén.
Hoy haré un examen de conciencia con humildad, reflexionando sobre mis actitudes y reconociendo momentos de orgullo. Pediré a Dios la gracia para crecer en virtud.
“Pero yo, por tu gran amor, entraré en tu casa; me postraré reverente hacia tu santo templo.” – Salmo 5:7
Que el Señor nos bendiga en este día.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.