Oración de la Mañana

Querido Dios, gracias por regalarme un nuevo día. Estoy agradecido porque, aun en medio de lo que estoy viviendo, siempre estás a mi lado. Hay días en los que me siento agotado y sin fuerzas, pero sé que puedo depender de Ti para recibir lo que necesito. Tu Palabra en Isaías 41:10 dice: “No temas, porque Yo estoy contigo; no te angusties, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.” Hoy me aferro a esa promesa.

Cuando mi mente se enfoca en lo que está mal, recuérdame todas las veces que has sido bueno conmigo. Dame la paz y la fortaleza necesarias para enfrentar todo lo que venga en mi camino. Creo que llegará el día en que miraré atrás, con lágrimas en los ojos y una sonrisa en el rostro, y diré: “Dios, esto es mucho más de lo que pedí en oración.” Gracias por nunca soltar mi mano y por siempre respaldarme. En el nombre de Jesús, Amén.

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.” —2 Corintios 4:17

Señor, al comenzar este nuevo día, te doy gracias por lo que soy, por el don de la vida y por la familia que me has regalado con tanto amor. Confío en que estás siempre a mi lado y que tu presencia llena mi corazón de paz.

Sé que escuchas mis oraciones y respondes a mis súplicas. Hoy deseo caminar por los senderos que me indicas para alcanzar la promesa del cielo. Gracias por la fuerza que me das para seguir adelante. Que tu luz me guíe y me mantenga en la verdad en cada momento de mi vida. Enséñame a reconocer lo verdadero y dame la sabiduría necesaria para no dejarme engañar por las mentiras del mundo.

Esta mañana me presento ante Ti con humildad. Gracias por el regalo de un nuevo amanecer, por el descanso de la noche que ha renovado mis fuerzas. Aunque enfrente dificultades, siento tu presencia que me sostiene y me anima. Señor, el mayor anhelo de un creyente es vivir en santidad y alcanzar la gloria eterna contigo.

Por eso te pido que me ayudes a avanzar con firmeza por el camino que conduce a Ti. Tú conoces mi debilidad y sabes que sin tu ayuda no puedo llegar a tu presencia. Fortalece hoy mi voluntad para apartarme de todo lo que me aleja del bien.

Tu Hijo Jesús nos mostró que después del sufrimiento de la cruz resplandece la esperanza de la resurrección. Espíritu Santo, llena mi vida de todo lo que es bueno y santo. Permanece conmigo en cada instante. Reconozco mis errores y sé que solo en Ti está la perfección. Por eso me entrego por completo en tus manos para que me transformes según tu voluntad.

Que aun en medio de las pruebas, permanezca en mí el deseo de complacerte, obedecerte y amarte con sinceridad. Gracias por guiarme en el camino del bien y por darme la fortaleza de continuar incluso cuando me siento débil. Señor, toma mi vida y llena cada parte de ella con tu luz.

Guía cada paso que dé en este nuevo día. Ayúdame a comprender tus propósitos y a enfrentar cada prueba sin temor. Concédeme salud, paz interior y sabiduría para actuar con acierto en toda circunstancia. Líbrame de la ansiedad y fortalece mi fe.

Enséñame a confiar plenamente en tu Palabra y en tu providencia. Quiero dedicar mi esfuerzo al servicio de los demás para que todos vivan con mayor dignidad. Escucha mis oraciones, Señor, y enséñame a ser generoso con lo que tengo. Confío en Ti sin reservas, porque solo Tú tienes palabras de vida y propósito eterno.

Habla hoy directamente a mi corazón. Te alabo y te doy gracias por todo lo que haces con amor en mi vida cada día. Gracias por el descanso de la noche, por este amanecer lleno de luz y por la oportunidad de glorificar tu santo nombre. Amén.

Hoy buscaré la ocasión de realizar una obra de misericordia corporal: ayudar a alguien con una carga, ofrecer un vaso de agua o visitar a un enfermo.

“Mi alma está tranquila y serena, como un niño en brazos de su madre. Espera, Israel, en el Señor.” – Salmo 131