Oración de la Mañana – Viernes 11 de Julio de 2025
Oración de la Mañana
Querido Dios, gracias por este nuevo día.
No sé lo que va a pasar hoy. No puedo ver el camino que tengo por delante, pero te agradezco por guiarme en cada paso. Aunque a veces deseo ver todo el trayecto, gracias por enseñarme a confiar en Ti, paso a paso.
Tu Palabra dice en el Salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies Tu palabra, y lumbrera a mi camino.” Dios, no necesito entenderlo todo ahora. Solo necesito seguirte. No tengo que resolverlo todo de inmediato, solo debo confiar en Ti.
Un día miraré hacia atrás y veré que me estabas guiando con un propósito.
Hoy elijo caminar por fe, creyendo que cada paso siguiente forma parte de Tu plan perfecto para mi vida. Gracias por nunca soltar mi mano. En el nombre de Jesús, Amén.
Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. –Proverbios 3:6
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amado y glorioso Señor, hoy me despierto en tu presencia con un corazón lleno de gratitud. Aunque mis ojos aún están adormecidos, mi alma está despierta y agradecida, porque me has regalado el don de abrir los ojos a un nuevo día.
Gracias, Padre celestial, porque en tu fidelidad cuidaste de mi sueño, apartaste todo peligro y me permitiste descansar en tu paz. Hoy me levanto renovado, con las fuerzas necesarias para enfrentar los desafíos y las bendiciones que me esperan. Gracias, Dios de misericordia, por este nuevo amanecer, por el aire que respiro, por el techo que me cobija, por el alimento que no me falta, por mi familia que me acompaña y por todas las bendiciones visibles e invisibles que me das sin cesar.
En esta mañana me arrodillo ante Ti para consagrarte este día. Te entrego cada uno de mis pasos, pensamientos, palabras y acciones. Que tu Espíritu Santo sea mi guía. Padre bueno, dame sabiduría para tomar decisiones acertadas, prudencia para hablar con amor, templanza para mantener la calma ante la adversidad y humildad para aceptar con paz lo que no puedo cambiar.
Enséñame a vivir este día como un regalo sagrado, sin perder el tiempo en cosas vanas. Ayúdame a aprovechar cada momento para crecer, servir, amar y glorificarte. Gracias, Señor, porque sé que hoy caminarás conmigo. Irás delante de mí abriendo caminos, detrás de mí protegiéndome, a mi lado guiándome y dentro de mí fortaleciéndome.
Gracias porque tu presencia es mi escudo, tu Palabra mi brújula, y tu amor mi razón para seguir adelante con fe y esperanza.
Si hoy las cosas no salen como espero, si enfrento decepciones o frustraciones, no permitas que mi corazón se entristezca ni que mi fe se debilite. Ayúdame a recordar que tus planes son más sabios que los míos, que tu tiempo es perfecto y que siempre estás obrando, incluso cuando no lo entiendo.
Enséñame a confiar en medio de las pruebas, a creer que toda espera tiene un propósito, y a esperar con paciencia el cumplimiento de tus promesas. Padre santo y eterno, en este día que comienza, te entrego mi vida como el barro en manos del alfarero. Moldéala según tu santa voluntad.
Utiliza mis talentos, virtudes y hasta mis debilidades para realizar tu obra en la tierra. Permíteme ser instrumento de consuelo, palabra de aliento y testimonio vivo de fe. Ayúdame a llevar tu luz a quienes hoy están sumidos en la tristeza, el miedo o el pecado. Haz de mí una persona íntegra y compasiva, que sepa escuchar con paciencia, actuar con justicia y hablar con verdad.
Que mi vida refleje tu amor ante aquellos que no te conocen o que se han alejado de ti. Que cada uno de mis gestos, por más simples que parezcan, sea una semilla de esperanza en los corazones de quienes me rodean.
Hoy también intercedo por los míos, por mi familia, por sus vidas, sus anhelos, sus luchas y necesidades. Cúbrelos con tu manto, llénalos de tu paz y guíalos por caminos de bien. Ayúdanos a mantenernos unidos, a orar juntos con sinceridad y a apoyarnos en los momentos difíciles. Que nuestro hogar sea un refugio de fe, amor y tu constante presencia.
Te ruego también por mis amigos, compañeros de trabajo, vecinos y por todos los que forman parte de mi entorno. Bendice a quienes atraviesan momentos de angustia, consuela a los que lloran en silencio, sana a los enfermos, provee a los necesitados y toca el corazón de quienes se han endurecido por el dolor o el pecado.
Dios bendito, no permitas que falte el pan en nuestra mesa ni en la de los demás. Bendice el trabajo de nuestras manos. Abre puertas de empleo para quienes lo necesitan y trae estabilidad a los hogares que enfrentan dificultades económicas. Enséñanos a valorar lo que tenemos y a compartir con generosidad, reconociendo que todo bien proviene de Ti.