Oración de la Mañana

Querido Dios, gracias por despertarme y permitirme ver un nuevo día. Gracias por el regalo de la vida, un tesoro que jamás daré por sentado. Estoy agradecido por cada bendición que has puesto en mi camino, especialmente por la oportunidad de vivir un día más. Tu palabra en el Salmo 16:11 dice: “Me darás a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia y de dicha eterna a tu derecha.”

Gracias por tu gracia, tu misericordia y por los ángeles que rodean y protegen a mi familia y a mí. Hoy te pido que guíes cada decisión que tome. He intentado hacerlo con mis propias fuerzas, pero siempre me quedo corto. Ordena mis pasos para que permanezca en el camino que has preparado para mí. Si me desvío, muéstrame la dirección correcta. Si me siento perdido, condúceme de nuevo a Ti. Si me canso y pienso en rendirme, dame la fuerza para seguir adelante. En el nombre de Jesús, amén.

“Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.” — Proverbios 3:6 

Dios bendito y eterno, gracias por permitirme encontrarme contigo una vez más al iniciar esta mañana a través de este momento de oración. Te agradezco por el regalo de este nuevo día lleno de vida, luz y esperanza.

Gracias por darme la oportunidad de comenzar otra jornada bajo tu amparo y tu constante protección. Al contemplar la belleza de esta mañana, siento tu cercanía hablándome a través de la creación. Gracias, Señor, por ser ese Padre lleno de amor que me acoge, me abraza y me consuela en todo instante. Confío plenamente en ti y sé que serás mi fuerza y mi apoyo en todo momento.

Dame una nueva mirada para descubrirte en los detalles grandes y pequeños que llenan mi vida. Ayúdame a encontrarte en cada persona que cruza mi camino, especialmente en quienes atraviesan momentos difíciles. Hazme un instrumento de consuelo para que, en tu nombre, otros encuentren esperanza y alivio a través de mis palabras y acciones.

Cumple, Señor, los planes que has revelado en tu Palabra para mi vida, y que mis actos reflejen el amor que tú inspiras en mí. Que mis palabras sean siempre un bálsamo que fortalezca y consuele a quienes me escuchan. Líbrame de emitir juicios imprudentes que puedan herir y enséñame a hablar con respeto, sabiduría y bondad.

No quiero ser esclavo de nada que me aparte de tu amor y de tus enseñanzas. Arranca de mí todo lo que me impida vivir conforme a tu voluntad. Perdóname por las veces en que me encierro en mis propias necesidades y olvido a quienes tienen menos que yo. Enséñame a ver el sufrimiento del prójimo y a responder con generosidad y compasión.

Deseo caminar a tu lado y reconocer tu presencia viva en las personas con las que comparto mi día. Gracias por este momento de comunión contigo, por este diálogo íntimo donde puedo abrirte mi corazón y escucharte. Acompáñame en cada reto de este día y permite que, en medio de las pruebas, sienta tu protección como un escudo firme.

No dejes que me desvíe hacia el mal y extiende tu mano sanadora cuando caiga en la debilidad del pecado. Quédate junto a mí para vivir con esperanza y fe, sabiendo que todo tiene un propósito, una lección y una bendición escondida. Sé tú la única luz que ilumine mi vida y guíe mis pasos hacia la santidad y la vida eterna contigo.

Con todo mi corazón deseo que tu voluntad dirija el camino de mi vida. Dame la sabiduría necesaria para comprenderla con claridad. Hazme tu siervo para que muchos puedan conocerte como el único Dios verdadero y Señor. Úsame como instrumento de sanación para que, a través de mí, toques corazones y los acerques a tu amor.

Gracias, Señor, por tu infinita misericordia y por guardarme siempre en lo profundo de tu Sacratísimo Corazón. Te alabo porque caminas a mi lado en todo momento y me sostienes con tu amor. Amén.