Oración de la Mañana de Hoy

Querido Dios, gracias por este día. Gracias porque nunca te sorprenden las tormentas que sacuden mi mundo. Hay días en que siento que todo está saliendo mal y que hago todo lo posible solo para mantenerme a flote. Pero sé que, incluso cuando parece que guardas silencio, Tú sigues conmigo. Tu palabra en Marcos 4:39 dice: “Él se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cálmate!’ El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.”
Dios, habla paz a la tormenta que estoy enfrentando ahora. Calma mi corazón cuando el miedo intenta dominarme. Recuérdame que Tú siempre estás aquí y siempre estás obrando, incluso cuando no lo puedo ver. No quiero clamar solo por miedo, quiero clamar con fe. Ayúdame a creer que Tu poder es más grande que cualquier cosa que se levante contra mí. Enséñame a confiar más en Ti, a descansar en Tus promesas y a recordar que nunca estoy solo. Gracias por ser mi paz. En el nombre de Jesús, Amén.

Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. —Efesios 4:3

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre lleno de amor y bondad, en este nuevo día que me concedes, me presento ante Ti para alabarte y darte gracias por cada una de las bendiciones que me regalas al abrir los ojos.
Gracias, Señor, por este nuevo amanecer. Te agradezco la vida, tu amor constante y la oportunidad de comenzar un nuevo día a tu lado.

Permíteme permanecer cerca de Ti, escuchando el suave eco de tus palabras que dan vida y llenan mi ser con la verdadera alegría que solo Tú puedes brindar.
Dame fortaleza, Señor, y ayúdame a superar las pruebas y dificultades que hoy pueda enfrentar.

Guíame para caminar siempre junto a Ti. Deseo amarte con todo mi corazón y vivir en tu presencia. Dame la fuerza para avanzar y vencer todo mal que intente derribarme.
Acércate a mí, Dios mío, y quédate a mi lado. Cúbreme con tu manto protector. Gracias por calmar mis temores, sanar mis heridas, consolar mis inquietudes y sostener mi corazón.

Gracias, Señor, por la vida y por todos los dones que me has regalado. Hoy te pido que me llenes con tu amor.
Quiero sentir que soy completamente tuyo y reconocer, en cada momento, cuánto me amas y todas las bendiciones que has derramado sobre mí.

Concédeme, Padre, un corazón humilde, abierto, firme en tu voluntad y lleno de confianza en Ti.
Gracias por no apartarte nunca de mí, por acogerme siempre y enseñarme a vivir a través de tu Palabra.

Bendito seas por tu santidad, por llamarme por mi nombre, por invitarme a seguirte y servirte.
Tú revelas tu luz en mi vida y jamás dejas de mirarme con ternura y amor.

Señor, ayúdame a vivir con coherencia, a no olvidar que mi fe debe reflejarse en mis acciones.
Gracias porque, al meditar en tu poder y sentir tu presencia, renuevo mis fuerzas y encuentro razones para seguir adelante.
He comprendido que no tengo motivos para temer ni dejar que los obstáculos me detengan, porque tu amor infinito me da una fuerza que me impulsa a seguir sin rendirme.

Tú conoces los pensamientos y emociones que guardo en lo más profundo de mi corazón.
Solo Tú sabes lo que me preocupa, lo que me consume por dentro. Por eso te pido que se haga tu voluntad en mi vida.

Dame sabiduría para distinguir lo correcto de lo que no lo es. Tú sabes que confío en Ti, aunque a veces sienta miedo.
Deseo mirar la vida con la luz de tu verdad. Concédeme tu paz, esa paz profunda que me permite encontrarte en mi interior.

Te pido también que ilumines mi camino con la luz del Espíritu Santo, para que pueda avanzar con firmeza y permanecer fiel a tu presencia durante este día.