Oración de la Mañana – Jueves 21 de agosto de 2025
Oración de la Mañana
Querido Dios, gracias por regalarme un nuevo día y por elegirme para ser parte de tu plan perfecto. No tengo palabras suficientes para expresar toda la gratitud que hay en mi corazón por tu fidelidad. Sin importar lo que esté sucediendo en mi vida, hoy te doy gracias por el don de estar vivo.
Tu Palabra en el Salmo 40:5 declara: “Señor mi Dios, Tú has realizado muchas maravillas por nosotros. Tus planes son tantos que no se pueden enumerar. No hay nadie como Tú. Aunque intentara contar todas tus obras maravillosas, jamás podría terminarlas.” Dios, ese versículo refleja exactamente lo que siento hoy. Has estado conmigo desde el principio.
Gracias por perdonar todos mis pecados. Gracias por salvarme de cosas que pensé que necesitaba. Gracias por absolutamente todo. Mi vida te pertenece, y hoy me entrego por completo a Ti. En el nombre de Jesús, Amén.
“Porque el Señor es un gran Dios, un gran Rey por encima de todos los dioses. En Sus manos están las profundidades de la tierra y las montañas más poderosas.” – Salmo 95:3-4
Dios de amor, en esta hermosa mañana me arrodillo con gratitud por todos los favores recibidos y por el milagro de despertar en tu presencia. Gracias por regalarme una mañana llena de calma, por permitirme respirar en paz y comenzar este día con el corazón tranquilo.
Hoy pongo en tus manos todo lo que haga, cada decisión que tome y cada persona que encuentre en mi camino. Te agradezco incluso por las pruebas que puedan llegar, porque confío en que traerán un bien mayor. Concédeme, Señor, el valor para enfrentar lo que me causa temor y la fortaleza para seguir adelante cuando el camino se vuelva difícil.
Quiero vivir cada momento con la confianza de que caminas a mi lado, porque Tú eres mi fortaleza, mi luz y la razón de mi esperanza. Creo firmemente que eres quien me levanta en mis caídas y quien me impulsa a seguir cuando todo parece derrumbarse. Sin ti me siento incompleta, me falta esa fuerza interior que me inspira a obrar con rectitud y a vivir con verdadero propósito.
Entra, Señor, en lo más profundo de mi corazón. Sana las heridas que me detienen, los miedos que me paralizan y los recuerdos que aún me causan dolor. Gracias por acompañarme incluso en las luchas internas que nadie ve, porque tu presencia me da la fuerza para seguir adelante. Llena hoy mi vida con tu verdadero gozo, ese que ilumina el rostro y se contagia a quienes me rodean.
Enséñame a valorar lo sencillo, como la belleza de una sonrisa, y dame un espíritu generoso para regalarla siempre que tenga la oportunidad. Elijo no dejarme dominar por la negatividad ni caer en el desánimo, porque tu luz siempre vence a cualquier sombra. Confío en que cuidas con amor a quienes llevo en mi corazón. Ellos están protegidos bajo tu mirada, y esa certeza me llena de paz.
Hazme un instrumento de tu bondad, para que todo lo que haga hoy refleje tu amor en acción. Nada podrá apartarme de ti. Ni el sufrimiento ni las dificultades tienen poder sobre mí si estás a mi lado. Gracias por llamarme a la santidad, porque ahora entiendo que ser santo es vivir plenamente, haciendo el bien con amor verdadero.
Hoy te entrego mi corazón sin reservas y permito que ocupes el primer lugar en lo más profundo de mi ser. No dejes que las dificultades me derroten. Recuérdame, aun en medio de las pruebas, que estás presente y que todo está bajo tu cuidado. Con tu fuerza, Señor, puedo enfrentar lo que perturba mi paz y recuperar el equilibrio que solo tú me das.
Te ofrezco esta mañana como un tiempo de reflexión por lo vivido y de consagración por todo lo que vendrá. No permitas que la desilusión habite en mi corazón. Deseo entregarme totalmente a ti y confesarte con sinceridad que eres mi mayor anhelo. Con toda mi confianza me apoyo en tu Palabra.
En ti deposito mi esperanza, porque me has revelado que todo tiene sentido contigo. Enséñame a confiar cada día más, a entregarme sin temor a tu voluntad, sabiendo que tus planes siempre son mejores que los míos. Padre, dame el valor para vivir este día con alegría, reconociendo que tú eres el único y verdadero Dios. Amén.
Hoy dedicaré un tiempo de oración para pedirle a Dios por la paz del mundo.