Oración de la Mañana

Querido Dios, gracias por bendecirme con un nuevo día y por velar por mí mientras dormía. Estoy agradecido por el regalo de la vida y por la oportunidad de vivir este día para Tu gloria. Tu palabra en Proverbios 2:6 dice: «Porque el Señor da la sabiduría; de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia». Hoy te pido esa misma sabiduría para guiar cada paso que dé y cada decisión que tome. Ayúdame a caminar con una sabiduría que refleje que te sigo de verdad.

Mi mente ha estado cargada últimamente, pero te pido que la protejas de la confusión y que guardes mi corazón de toda distracción que me aleje de Tu voluntad. Gracias por ser un Dios cuyos pensamientos son más altos que los míos y por tu fidelidad para guiarme a lo largo de este día. En el nombre de Jesús, Amén.

«El temor del Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia» (Proverbios 9:10).

Señor mío y Dios eterno, hoy despierto con un corazón lleno de gratitud. Un nuevo día ha comenzado y, por tu infinita bondad, me has permitido abrir los ojos una vez más. Al ver los primeros rayos del sol iluminar el cielo, siento tu presencia envolviéndome desde el amanecer.

Tu luz es mi esperanza y tu amor, mi fuerza para continuar. Gracias, Padre amado, por darme vida, salud y un corazón dispuesto a seguir tu voluntad. Hoy puedo respirar, ver, escuchar y sentir; puedo contemplar tus maravillas y comenzar este día bajo tu bendición.

Cada sonido de la mañana, cada soplo de viento y cada movimiento de la naturaleza me recuerdan que Tú estás en todo lo que existe. Gracias por el descanso reparador de la noche, por cuidar mis sueños y mi cuerpo, y por regalarme esta nueva oportunidad para vivir bajo tu gracia y dirección.

Señor todopoderoso, consagro a ti todas las labores de este día: desde lo más sencillo hasta lo más complejo. Toma el control de mis decisiones, pensamientos, palabras y acciones, para que todo lo que haga sea agradable a tus ojos.

Guía mi mente con sabiduría, mis manos con precisión y mi corazón con humildad. Que sea instrumento de bien en mi trabajo, en mis conversaciones y en cada situación que enfrente. Dame lucidez para actuar con excelencia, servir con alegría y honrar el lugar que me has dado en este mundo.

Permíteme usar cada talento y habilidad para glorificarte. Que la rutina nunca apague mi pasión, sino que me impulse a dar lo mejor de mí, como si todo lo hiciera directamente para ti. Qué hermoso es despertar bajo tu protección, mirar al cielo, oír el canto de las aves y sentir el aire fresco de la mañana sabiendo que Tú sostienes el universo.

Gracias por este nuevo comienzo, por la oportunidad de crecer, de amar, de acercarme a mis sueños y, sobre todo, a tu voluntad. Gracias por mi hogar, por el pan de cada día, por las personas que me rodean y por las bendiciones que a veces pasan inadvertidas, pero vienen de Ti.

Padre celestial, encomiendo a mi familia en tus manos. Protégelos, guíalos, fortalece su fe y colma sus corazones de alegría. Sé su refugio en las tormentas, su guía en la confusión y su consuelo en las tristezas. Que nunca falte tu presencia en nuestro hogar y que siempre estemos unidos bajo tu bendición.

Enséñanos a ser agradecidos y compasivos, a ver tu rostro en el necesitado, en el que sufre, en el que ha perdido la esperanza. Haznos tus manos para ayudar, tu voz para consolar y tu corazón para amar.

Hoy también intercedo por quienes están lejos de ti, por los que han perdido la fe, por quienes viven en medio de conflictos y desesperanza. Concédeles tu paz, sana sus heridas y muéstrales el camino de regreso a tu corazón.

No permitas que el enemigo los confunda ni que las pruebas los derriben. Llévalos de la mano como el buen pastor que nunca abandona a sus ovejas.

Padre bueno, ayúdame a mantenerme firme en la tentación, fortaléceme en mis debilidades y líbrame de todo aquello que me aparte de tu gracia. Que cada día sea una oportunidad para levantarme contigo, vivir con entusiasmo, alegría sincera y fe renovada.

Que tu paz y tu misericordia me acompañen todo el día, y que tu presencia sea siempre mi refugio. Confío en que, aunque no vea respuestas inmediatas, tú estás obrando a tu tiempo con perfecta sabiduría.

Camina conmigo hoy, Señor. Quédate a mi lado y no me dejes apartar de tu camino. Concédeme sabiduría para decidir, paciencia para esperar y discernimiento para reconocer tu voluntad.