Oración de la Mañana

Amado Dios, gracias por un nuevo día. Gracias por darme la oportunidad de comenzar de nuevo. Gracias, Señor, por protegerme de lo que yo pensaba que necesitaba y bendecirme con aquello que en realidad me hacía falta. Gracias por no verme como un error. Sé que no siempre hago lo correcto, pero me alegra saber que nunca te rindes conmigo.

Tu Palabra en Isaías 43:18-19 dice: “Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Miren que realizo algo nuevo! Ya está brotando, ¿no lo notan? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados.”

Hoy decido soltar la culpa y la amargura que quieren detenerme. Ayúdame a perdonar donde necesito perdonar y a caminar en el gozo y la libertad que ya me has regalado. Gracias, Señor, porque haces nuevas todas las cosas. Confío en Ti con todo mi corazón. En el nombre de Jesús, Amén.

“Clama a mí y yo te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.” — Jeremías 33:3

Bendito Padre Celestial, en esta mañana me levanto con alegría, agradecido porque me regalas un nuevo día para vivir bajo tu gracia y tu misericordia. Mis ojos se abren y contemplan una vez más la hermosura de tu creación.

El sol que ilumina, el aire que respiro, la vida que me rodea… todo me recuerda que debo darte gracias por cada detalle de este nuevo amanecer. Señor, me pongo a tus pies, porque allí encuentro descanso verdadero y fortaleza para seguir adelante. Con humildad elevo mi voz para reconocer que la vida es un regalo, que respirar es un privilegio y que cada amanecer es una oportunidad de acercarme más a ti.

Gracias, amado Dios, porque nunca estoy solo. Tú eres mi amigo fiel, mi consejero sabio y mi protector de todo mal. [Música] Eres ese compañero que jamás se aparta, el refugio seguro en medio de las pruebas, el que escucha mis pensamientos más íntimos y aun así me sigue amando con ternura.

Señor, ¿cómo no adorarte si en cada instante me muestras tu bondad? En cada detalle descubro tu mano, en cada paso siento tu guía. Mis palabras son pequeñas para describir tu grandeza, pero aun así elevo mi alabanza. Aunque imperfecta, nace de un corazón agradecido que se rinde a tus pies. Gracias porque hoy me das nuevas fuerzas para disfrutar y vivir este día con esperanza.

Gracias por darme la oportunidad de corregir mis errores, de enmendar mis caídas y de crecer como verdadero hijo tuyo. Pongo en tus manos mis planes, mis palabras, mis decisiones, mi trabajo y mis proyectos. Tú conoces mi corazón, sabes lo que anhelo y lo que necesito, pero también sabes lo que realmente es mejor para mí.

Por eso confío en que, con tu infinita sabiduría, guiarás mis pasos conforme a tu voluntad. Lléname con tu paz, esa paz que el mundo no entiende pero que calma el alma y fortalece el corazón. Dame paciencia para esperar tu tiempo y obediencia para escuchar tu voz.

Hazme un buen testigo de tu amor, Señor. Que mi vida sea un reflejo de tu misericordia. Donde haya odio, que yo siembre amor; donde haya tristeza, que yo lleve consuelo; y donde haya desesperanza, que yo proclame la fe.

También pongo en tus manos a mi familia. Gracias porque los has cuidado y mantenido unidos. Bendice sus vidas, sus estudios, sus trabajos, sus proyectos y sus sueños. Mira sus cargas escondidas y dales fuerza para seguir adelante. Protégelos siempre y permite que la paz, la unidad y la salud reinen en nuestro hogar.

Padre de misericordia, extiende también tu gracia a quienes aún no te conocen o se han alejado de ti por el dolor, el orgullo o las distracciones del mundo. Toca sus corazones, recuérdales que siempre hay un lugar para ellos en tu casa y que nunca están olvidados. Líbralos de la tristeza, del rencor y de la desesperanza.

Gracias, Dios mío, porque en tu providencia nada me falta, porque me sostienes cuando mis fuerzas se acaban y porque me vigilas en todo momento. Enséñame a ser humilde, a pedir perdón de corazón y a perdonar sin guardar resentimiento. Fortaléceme para seguir el ejemplo de Jesús y ser tu siervo fiel.

Al comenzar esta jornada pongo toda mi confianza en ti. Protégeme de la tentación, guárdame del enemigo y rodéame con tu amor. Que mi mente permanezca firme en tu palabra, que mi corazón siempre esté dispuesto a amar y que mis pasos sean guiados por ti.