Oración de la Mañana

Querido Dios, gracias por bendecirme con un nuevo día. Abrir mis ojos ya es una razón para sonreír y decirte gracias. Este año ha tenido días difíciles de superar y otros que han llenado mi rostro de sonrisas. Tu Palabra en Isaías 26:3 dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera, porque en Ti ha confiado.” Hoy decido confiar en Ti con todo lo que tengo delante. Dirige mis pasos por el camino que Tú quieres que siga, y dame la fuerza para enfrentar todo lo que ocurra. Llena mi corazón de paz y mi mente de una claridad sobrenatural, para que pueda concentrarme en lo que realmente importa. Te entrego toda preocupación, estrés y cualquier cosa que me esté deteniendo, y la pongo en tus manos. Gracias por enviar siempre a tus ángeles para protegerme y por caminar conmigo en cada momento. En el nombre de Jesús, Amén.

El Señor es bueno con todos, y su misericordia está sobre todas sus obras. —Salmo 145:9

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Señor Todopoderoso, al abrir mis ojos en esta nueva mañana, mi corazón se llena de gratitud. Veo tu fidelidad en cada aliento que respiro, en el calor del hogar que me has regalado y en la alegría de contemplar a quienes amo.

Gracias por permitirme despertar una vez más con salud, con fuerzas renovadas, con la esperanza viva y el deseo sincero de agradarte en todo lo que hoy haga. Gracias porque tu misericordia nunca se agota y me sigues bendiciendo sin merecerlo. Te alabo y bendigo por la hermosa familia que me has dado y por la oportunidad de compartir con ellos el milagro de la vida.

Hoy te pido, con todo el amor de mi corazón, que seas el centro de nuestro hogar. Sé la base firme de nuestras decisiones y la piedra angular que sostiene cada rincón de nuestra casa. Dirige nuestros pasos y guíanos siempre por el camino que conduce a ti, porque sin tu presencia, todo pierde sentido.

Padre amado, conviértete en mi sostén. Cuando me falten las fuerzas, renuévalas; cuando pierda la dirección, muéstrame el camino; y cuando la paz se vea turbada por las preocupaciones, calma las tormentas de mi interior. En ti encuentro refugio, en ti hallo esperanza, en ti recibo el valor para continuar, incluso cuando el horizonte es incierto o los vientos soplan con fuerza.

Gracias porque cada día puedo ver tu mano obrando con sabiduría en cada detalle, en cada encuentro y en cada situación. Hay un propósito oculto que solo tú conoces y que anhelo comprender con humildad. Enséñame a aprender de cada experiencia, a no quejarme cuando las cosas no salgan como espero, y a confiar en que cada prueba trae una enseñanza que me moldea y fortalece como tu siervo.

Quédate a mi lado hoy. Muéstrame tu voluntad en cada paso que dé. Guíame con tu Espíritu Santo en todas mis decisiones y ayúdame a vivir este día con un corazón dispuesto a servir. Que mis palabras edifiquen, que mis acciones reflejen tu amor y que mis pensamientos estén alineados con tu propósito. Líbrame de la soberbia, el orgullo, la impaciencia y el egoísmo. Dame un corazón generoso, sensible y obediente.

Señor, te pido perdón por mis debilidades y errores: por las veces que no escuché tu voz, que actué con prisa, que dejé de ayudar a quien lo necesitaba o que me dejé dominar por la ira o el desánimo. Perdóname si herí a alguien con mis palabras o fui indiferente ante la necesidad de mi prójimo. Purifica mi corazón, límpiame de todo lo que no te agrada y renuévame en tu gracia.

En este día especial, intercedo también por mi familia. Gracias por sus vidas, sus luchas y sus esfuerzos. Bendícelos con salud, armonía y provisión abundante. Suple sus necesidades, dales sabiduría en sus decisiones, protégelos de todo mal y mantén la unidad entre nosotros. Que podamos orar juntos, caminar en tu verdad y apoyarnos mutuamente con fe y amor.

No permitas que el desánimo nos invada. Si enfrentamos dificultades, danos inteligencia para resolverlas, serenidad para afrontarlas y fe para superarlas. Que no se nuble nuestra visión ni se endurezca nuestro corazón. Haz que cada obstáculo sea una oportunidad para acercarnos más a ti.

Maravilloso Dios, inmenso en poder e infinito en amor, eres digno de toda alabanza. Qué grande y glorioso eres, y a la vez tan cercano. Me asombra que, siendo tan santo y majestuoso, pongas tu mirada en mí, me escuches, me respondas y camines conmigo cada día. ¿Cómo no amarte? ¿Cómo no rendirme a tu bondad?