Oración de la Mañana – Domingo 27 de Julio de 2025
Oración de la Mañana
Querido Dios, gracias por este nuevo día. Gracias por hablar verdad sobre mi vida.
Son muchas las voces que intentan definir cómo debo verme, pero hoy elijo escucharte solo a Ti. En Tu Palabra, en Romanos 8:1, Tú dices: “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús.” Señor, te agradezco profundamente por esta promesa y por la manera en que Tú me ves.
No soy definido por mis errores ni por lo que otros piensen de mí. Mi identidad se basa en lo que Tú dices: que soy amado, escogido y perdonado. Aunque a veces la ansiedad, la vergüenza y la duda intentan llenar mi mente con mentiras, ayúdame a combatirlas con Tu verdad. Quiero vivir con la confianza de saber quién soy en Ti, y no desde el miedo ni la culpa.
Gracias por reemplazar las mentiras con Tu gracia, y la confusión con Tu paz. En el nombre de Jesús, Amén.
“El Señor está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan con sinceridad.”
— Salmo 145:18
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Padre celestial, gracias por este nuevo amanecer lleno de tu amor. Hoy me presento ante ti con humildad y gratitud, elevando esta oración como ofrenda de alabanza. Gracias por el regalo de la vida, por tu amor que nunca falla, y por darme la oportunidad de empezar este día bajo tu luz y tu dirección.
Dame la fuerza de tu Espíritu Santo para liberarme de todo lo que me ata a lo terrenal, al pecado y a las decisiones equivocadas. Regálame paz interior, descanso para el alma, y la certeza de que solo en ti encuentro plenitud. [Música]
Es una bendición abrir los ojos y sentir tu presencia desde el primer latido de mi corazón en esta nueva mañana.
Señor, sé que nunca te apartas de mí. Me guías con sabiduría para que camine en tu voluntad, siguiendo el camino del amor y la bondad. Gracias por el testimonio de tu Hijo, que nos inspira a vivir con fe y a transformar este mundo herido en un lugar más lleno de compasión. Hazme tuyo, Señor, y que todos puedan ver tu poder y tu infinita misericordia reflejada en mi vida.
Gracias, Dios del cielo, por este día que comienza. Desde ahora pongo mi vida entera en tus manos. Recibe todo lo que soy como muestra de gratitud por tantas bendiciones. Me has llamado por mi nombre y me invitas a seguirte. Has puesto en mí un propósito eterno.
Desde antes de nacer, tú ya me habías elegido. Me formaste y tocaste mi corazón para mostrarme que tienes un plan para mi vida. Hoy te pido un corazón abierto, que escuche y comprenda tu voz, para obedecerte con amor y fidelidad. Lléname de paz para enfrentar cada prueba con sabiduría.
Dame dominio propio sobre mis emociones, para no dejarme llevar por sentimientos que me alejan del bien. Aunque enfrente pruebas, sigo firme porque mi confianza está en ti. Contigo encuentro fuerzas para seguir y vencer cualquier dificultad. Revísteme de valentía, porque sé que contigo siempre alcanzo la victoria.
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Dame sabiduría y claridad para entender el propósito de mi existencia. Quiero discernir cada paso y glorificarte incluso en los momentos difíciles. Que en medio del dolor, mis manos se levanten al cielo y pueda decirte: Bendito seas, Señor. Confío en que todo sufrimiento vivido con paciencia tendrá recompensa en tu Reino eterno.
No permitas que me rinda ante la desesperanza. Sé mi fuerza para seguir adelante. Quiero encontrar el propósito de mi vida a través de tu amor. Inúndame de fe y ayúdame a confiar en los dones que has sembrado en mí. Estoy bajo tu cuidado y sé que me sostendrás.
Gracias por mostrarme que contigo siempre hay un camino mejor. Sé que no me faltará nada si camino a tu lado. Hoy, Señor, te entrego mi ser. Llévame por senderos seguros, y quédate conmigo en cada paso. Amén. Aprenderé de mis caídas y errores, viéndolos como oportunidades para crecer en gracia, humildad y confianza en ti.
Te doy gracias, Señor, con todo mi corazón, porque escuchaste mi oración. Cuando te invoqué, tú me respondiste. (Salmo 137)
Que el Señor nos bendiga en este día.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.