Oración de la Mañana – Miércoles 2 de Julio de 2025
Oración de la Mañana
Gracias por ser mi refugio seguro en cada temporada de la vida, incluso cuando las cargas son pesadas y siento que me falta la fuerza para continuar. Tu Palabra en el Salmo 39:7 dice: “Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? Mi esperanza está en ti.”
A veces pongo mi esperanza en personas, en planes o en resultados, pero nada de eso puede llenar mi corazón como lo haces Tú.
Hoy decido dejar de esperar que el mundo me dé paz y elijo volverme a Ti, fuente de gozo verdadero y fortaleza inagotable.
Ayúdame a esperar con fe, no con frustración. Ayúdame a confiar en que Tu tiempo siempre es perfecto y que lo que Tú tienes para mí siempre es bueno.
Vuelvo a poner mi esperanza en Ti en este nuevo mes.
En el nombre de Jesús, Amén.
“Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.” — Romanos 12:12
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor, al comenzar este nuevo día, te entrego mi alegría. Deseo que cada una de mis palabras y acciones te glorifiquen, y que mi vida esté siempre alineada a tu santa voluntad. Gracias por el regalo de esta mañana, por el don de la vida, por tu presencia constante, y por permitirme vivir este día bajo tu guía y amor.
Te pido con humildad que escuches esta oración sincera y me acompañes en cada paso de esta jornada. Vengo a ti con la certeza de que no me dejarás solo, confiando plenamente en tu amor infinito y tu compasión sin límites.
Amado Jesús, no permitas que nada ni nadie apague mi espíritu. Ayúdame a conservar la alegría y una actitud positiva, incluso ante los obstáculos que puedan surgir. No dejes que me aleje de tu gracia. Quiero conservar tu amistad como el mayor tesoro que tengo.
Levanto mis ojos hacia ti, Rey de mi corazón, y te pido que guíes mi vida con tu mirada llena de ternura. Hoy deseo ofrecerte todo lo que soy, rendirme por completo a ti, porque me has rescatado con el precio de tu sangre. Todo lo bueno que hay en mí proviene de ti, y cada bendición que disfruto es fruto de tu inmensa generosidad. Por eso, te alabo y consagro mi vida a tu servicio.
Recibe, Señor, mis miedos, mis inquietudes y cada batalla que enfrento día a día. En cada esfuerzo que te ofrezco, va también mi vida entera. Concédeme unas manos limpias, honestas y dispuestas a servir. Que estén siempre abiertas al prójimo con cariño y compasión.
No permitas que mis acciones causen daño, ni que mis emociones se transformen en odio o resentimiento. Que mis palabras no hieran a nadie. Regálame sabiduría y misericordia, y que todo lo que haga, diga y sienta brote del amor auténtico que tú siembras en mi corazón.
Guíame y permanece a mi lado, Señor. Enséñame a dejar el egoísmo y a vivir plenamente para ti, dueño de mi existencia. Hoy elevo mi oración junto a todos mis hermanos que también te buscan con fe en este momento.
Enciende en mí la luz de la confianza, esa que me libera de los miedos que he cargado por tanto tiempo. Quiero dejar atrás el pasado y comenzar de nuevo, haciendo aquello que realmente llene mi alma de paz y alegría.
Dios lleno de ternura, tú conoces mi interior y sabes cuán difícil me resulta aceptar tus caminos. Me presento ante ti con mis debilidades y carencias, creyendo que tú me darás consuelo y la serenidad que tanto anhelo. Enséñame a reconocer que, aunque soy frágil, tu bendición me fortalece y me da la gracia para superar cualquier dificultad.